Queridos lectores... me dirijo a ustedes con el fin de darles mis más sinceras condolencias por el simple hecho de que su libertad de expresión... ha muerto.
Dejando atrás la retórica y las palabras bonitas, las frases hechas y las metáforas, me gustaría centrar la entrada de hoy en el mundo de las opiniones, los gustos y preferencias... aquellas características que definen la personalidad de cada individuo, o al menos de aquellos que tienen personalidad y que no se dejan arrastrar por la marea de gente que sigue las modas.
Últimamente me he visto fuertemente influenciado por las personas de mi alrededor, y el hecho de separarme de la sociedad y pasar las vacaciones de verano en mi hogar (dulce hogar) en lo alto de las montañas, con poco más de dos personas, perros, gallinas, patos... y un largo etcétera de animales y plantas rodeándome... me ha hecho razonar en mis ratos libres y llegar a la conclusión de que "estar con personas es una censura", un condicionante de tu libertad de expresión. ¡He llegado a tener prejuicios y a sospesar si mis gustos eran realmente "buenos o malos"! Creo que esto no se debe permitir.
Nunca he tenido un estilo definido, me gusta un poco de aquello y de lo otro, o incluso puedo estar en contra de algunos estilos, mas nunca he querido conscientemente criticar ninguno de las corrientes de modas. Está claro, que si voy a una tienda a comprarme una camiseta y son todas rosa... pues que me c**** en la moda del momento (XD) pero simplemente pasaré de comprarme la camiseta rosa... no es necesario prenderle fuego a la tienda.
Con esto quiero decir que, realmente, si tanta libertad existe... ¿por qué no vivir y dejar vivir? Cada uno puede ser como quiera, imaginar lo que quiera, creer lo que quiera... ser quien quiera ser... siempre y cuando, y no me cansaré nunca de repetirlo, no importune a alguien con ello. Música, anime/manga, ropa y calzado, colores, comida y bebida... ¿Eres fan de Gran Hermano? Para mi puede resultar el reality show más malo de la época, pero si te gusta, bienvenido seas, porque yo puedo desperdiciar mis horas (según tu punto de vista) mirando Naruto, ese anime donde el ninja protagonista viste de naranja (¡insólito! O_o). ¿Te gusta Nino Bravo? Mientras no me prohibas escuchar Linkin Park o dejar que los gritos de BlessTheFall desgarren mis tímpanos...
¿Cuántas veces has tenido que dar explicaciones de por qué razón te gusta una cosa? ¿Cuántas veces las han aceptado? Yo lo he hecho muchísimas veces, y la respuesta siempre han sido miradas llenas de la misma respuesta una y otra vez "si tú lo dices"... ¿Críticas? Que se critique el criticador por criticar... Para gustos colores (siempre me ha gustado este dicho), y a quien no le guste... es su problema, porque el mundo es así y nadie lo puede cambiar. Lo único que se consigue censurando a las personas es dañarlas e impedirles ser como quieren ser... o ganarte un buen número de enemigos.
"Que se critique el criticador por criticar..."
Por ello llego a la conclusión de que... si quieres poner cuernos con los dedos al aire, sacándolos por fuera de la ventanilla del coche, mientras escuchas Hannah Montana (o, perdonad mi poca cultura, como se escriba) y vestir una sudadera rosa con una calavera y unos pitillos blancos con lacitos, aunque seas un tío... allá tú. ¿Te gusta la peli más mala de la historia? Puede que a mi me guste escuchar Mozart mientras me pinto los ojos de negro y me ajusto el millón de piercings que visto (es un ejemplo, además de una exageración =] )
Cada persona es un mundo, y al igual que es casi imposible recorrer todas y cada una de las esquinas de nuestro planeta, nunca podemos conocer a una persona al 100%. No hablo de aceptar a las personas si no somos "compatibles" (hay veces que nos resulta muy difícil estar con personas totalmente diferentes a nosotros mismos), pero no somos dueños de nadie y no se puede poner nuestra forma de ser por delante de todas como la única válida.
Por ello os invito a que, libremente, opinéis con un comentario que pensáis de dicha entrada. Y a que, en ocasiones, dejéis que el mar de las preferencias de los demás, os bañe los pies... Nunca sabemos cuánto podemos aprender de los demás, bajo nuestro propios límites y juicios debidamente justificados.
